lunes, mayo 29, 2006

El claro-oscuro de las mariposas

El encanto de las mariposas, creo yo, surge de su colorido vuelo. De algún modo su inquieto movimiento nos alborota el fondo del alma. Quizás por ello aparecen con frecuencia en muchas de nuestras expresiones culturales. Baste mirar a vuelo de pájaro los títulos de algunos libros recientes: "La lengua de las mariposas", "La habitación de las mariposas", "El silencio de las mariposas". "Mariposas en el cuarto oscuro", "Mariposas negras para un asesino" para darle soporte a mi comentario. Y si buscáramos figuras literarias en poemas, cuentos y novelas sería una invasión de mariposas en alado movimiento que no nos permitiría mirar el cielo... Baste referirme a estas palabras de Clarice Lispector al referirse a su forma de creación literaria que, como sabemos, parte de lo más recóndito de su ser: "...Por fortuna lo que voy a escribir ya debe estar, sin duda y de algún modo en mí. Tengo que copiarme con una delicadeza de mariposa blanca..." "Delicadeza de mariposa blanca", "delicadeza de mariposa blanca"... me hace pensar en una delicada estela blanca, como la que dejan los espíritus buenos al partir de este mundo... Ojalá yo también tenga esa "delicadeza de mariposa blanca"cuando me llegue el momento.

Azules, blancas, amarillas, rojas, en tonos naranja, pequeñas y grandes, se nos exhiben a veces en solitario vuelo y otras como en un ballet que despierta la ensoñación y estimula los recuerdos perdidos en algún recoveco del cuerpo... Sentada frente al mar fui sorprendida con mariposas en diversos tonos de amarillo, en tonos rojizos. Fui sorprendida con mariposas blancas con dibujos o simplemente blancas; no había ninguna mariposas azul, de esas enormes que tanto me gustan. Y todas, sin por qué, en inusitado e insistente vuelo que parecía interminable, pues cuando me alejé del lugar aún permancían en su ritual alado, danzaban por el lugar formando arabescos espaciales: colorida magia al viento que me hizo experimentarme tan liviana que no sentía mi cuerpo. Entonces, sentí visceralmente que eran los espíritus de hombres-niño (hombres-niño son aquellos hombres que pese a sus imperfecciones y transgresiones no tienen maldad en el alma) que habían sido liberados por la fuerza del amor -el amor es el más poderoso y desconocido de los misterios del universo- para continuar su viaje por el infinito... Ojalá, un día yo también sea una mariposa en milagroso vuelo...


Por todo ello, el encuentro con las mariposas nos suspende el pensamiento y nos eleva el espíritu al enfrentarnos a la belleza en un grado superlativo... Y cuando se alejan nos recuerdan lo efímero de su presencia en la tierra, a nosotros los hombres que nos solemos creer eternos... Para mí siempre han sido un intenso motivo de alegría. Me hacen experimentar la levedad y la bondad de la naturaleza... Acaso por eso me desagradan las mariposas disecadas expuestas en una caja de vidrio; es peor que verlas simplementes muertas.


Las mariposas son también un milagro de la naturaleza. ¿De qué otra manera se puede interpretar su transformación de oruga en bella mariposa? Y esa transformación ha hecho que se las considere un símbolo de resurrección -el cuerpo perece, pero el espíritu continúa el viaje-- y de renacimiento --transformación psíquica--... Mariposas de elegante vuelo, que a veces se las percibe triviales, como lo señala la palabra mariposear, dan también para elaborar reflexiones espirituales de gran profundidad. Son pues, de alguna forma, una dualidad...


Pero las mariposas nocturnas en colores oscuros y con dibujos y manchas extrañas nos hacen pensar en ominosos presagios... Especialmente si uno ve una de esas mariposas que descansa como mrirándonos con sus falsos ojos desde la esquina de la mesa o desde la pata de la silla o acaso, peor aún cuando uno abre una puerta y la encuentra oscuramente quieta en un rincón... entonces automáticamente uno vuelve a escuchar las voces de los mayores que cuando las veían auguraban la muerte de algún ser querido o alguna tragedía sin par...


Quizás el poder de las mariposas para alborotarnos el alma radique en el hecho de que tienen facetas blancas y negras, que representan el día y la noche, lo claro y lo oscuro... Eso sí seguro las mariposas no me dejan nunca indiferente, ¿y usted qué opina?...


1 Comments:

Blogger FRANCISCO PINZÓN BEDOYA said...

Esa belleza elemental y esa levedad le agregan atractivo a ese vuelo aparentemente errático, algo de atractivo y de supenso en una vida bella por transformación interior

Me siguen gustando muhco tus escritos Mercedes, abuela soñadora y poeta

8:26 p. m.  

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