jueves, junio 15, 2006

La noche

Hace siete años cuando escribí este poema, que hoy reproduzco, escribía con la esperanza de encontrar reconocimiento a través de la palabra. Hoy escribo o reescribo exclusivamente como una forma de crecimiento espiritual. Tan sólo quiero lanzar mis voces al viento, pues aunque nadie las lea, sé que quedarán inscritas en el universo así como queda impreso cada acto humano. No los actos enunciados al mundo por los hombres en busca de beneficios, sino los que realmente se realizaron.

El reencuentro con este poema, significó una nueva interacción con la palabra, pero lo esencial quedó tal como lo concibí esa noche, que no fue la "noche de las noches" mencionada por Borges... Fue una simple noche.



Noche de lluvias


Era una lluvia menuda

¡Quién lo creyera!

tenía la fuerza de una tristeza indomable

Traía a mi cuerpo


el aroma de nardos
y la frialdad olvidada

ya casi perdida


en los meandros de mi alma
en los abismos humanos

Era una lluvia menuda

que caía

a cántaros diminutos...



Llovía

como si fuera el final del mundo

pero

era una lluvia menuda

que traía a mi mente

los versos de Heine

sus estalactitas de hielo
sus encajes de bruma
sus rumores de brujas y mariposas heridas...

Se escuchaba el llanto de mi alma

que se hundía en la tierra

como una flecha de rayos.



Era una lluvia
con rumores de piedra

que rompía
los cristales del Alma Infinita

y me enfrentaba

a un desierto de furias y volcanes dormidos

a dinosaurios de piedra y lenguajes dorados

Símbolos sí
címbalos no

y el mensaje se abre...



Era una lluvia de nardos

sobre una almohada de plumas en el silencio de hiedras...

Y viajé con Morfeo

y deambulé con mis muertos

y viajé con Virgilio

por nueve milenios de círculos interminables...


Era una lluvia menuda

con aromas lejanos y voces heridas

que me impedía gozar de un sueño mullido

pero

ya estaba dormida...



Mas
llegó el Silencio transparente

de ángeles y arcángeles

que retornaban al mundo al nacer el nuevo milenio...

Aleluya, aleluya

por fin hay paz en mi alma

y mi cuerpo reposa

con la placidez de una niña en las sábanas blancas...