lunes, julio 30, 2007

Quizás... una sonrisa

Como crecí en un ambiente en el que predominaban, casi de manera absoluta, las enseñanzas de la Iglesia Católica Romana, mi experiencia de la oración giraba principalmente en torno a la enunciación del Padre Nuestro, el Credo, el Ave María y el Salve. La mayoría de la veces era una oración realizada en voz alta, con la comunidad creyente en un acto religioso, o de manera individual, en un murmullo expiatorio, como respuesta a la "penitencia", asignada en la confesión. Y esa palabra "penitencia" le adhería a la oración un halo doloroso, pesado; era una oración de purgatorio.Y esa oración enunciativa, con algunas modificaciones, que la hacían un poco más personal, continuó siendo mi experiencia religiosa hasta bien entrada la edad adulta.

Hace ya muchos años, el descubrimiento personal de la escritura -por cierto tremendamente enriquecedora pues me introdujo en el sendero de la búsqueda personal- me impulsó a escribir un poema, que años después incluí en mi libro Palabras de agua en el espejo. Este poema que es una oración, expresaba, creo yo, mi manera de dirigirme a Dios; dice así:



ORACIÓN lUNA


Señor

que estás en la luna turquesa
y el naranja quebrado del follaje tristeza

que estás en el incierto vuelo de gaviota herida
y en las ausentes hojas de un guayacán rosado

que estás en los azules versos de un rumoroso río
lo mismo que en el corazón mío



Señor

saber quisiera

el cíclico misterio

entender acaso

Señor

el sudor de vientre de un día que nace
el resplandor de fuego que brota del Silencio

las voces de fantasmas que habitan el olvido
y las clavelinas rojas en una aurora franca




Señor

Señor

saber quisiera

la trama de este mundo
las hebras de mi vida
el cíclico misterio


que hermana a las estrellas


los pájaros

loshombreslas sombras

el fuego el mar las risas

Y TÚ


si bien

si bien cuando lo sepa

quizás tan sólo sea
el borde de una vida
el punto de la i

o una esfera

sin luz
con luz


sin luz

con


¡mira!


La Luz


Aunque ahora veo realidades que sobrepasan mi comprensión, o más bien no encajan en el mapa mental que tenía del mundo anteriormente, aún siento muy en mi piel este poema oración, cuando lo releo ocasionalmente, si bien cuando rezo, en esta época de mi existencia, prefiero evitar las palabras. Busco ser, tal vez, como el rumor del viento o la lluvia acompasada de una noche tibia. Mas, tal vez,
ante todo prefiera -preferir no es alcanzar- ser el silencio de un corazón latiendo según la voluntad de Dios...


Mercedes, mejor silencia tus pretenciones y simplemente sonríe...