miércoles, agosto 08, 2007

La celebración

Mi hijo Juan Manuel cumplió treinta y un años el 31 de julio. Le hicimos un almuerzo familiar el domingo pasado. Y ese día, de manera inusual, me dediqué a tomar fotos que por mi falta de pericia con la cámara digital borré en un instante. Quedé apesadumbrada como si la vida me hubiera desamparado. Perdí imágenes queridas que ya sólo estarán en mi memoria y se irán desvanenciendo conmigo poco a poco. Claro que puedo tomar otras fotos, pero sólo podrán ser otras fotos.

Y en un monólogo sin palabras mientras jugaba con la cámara vacía de recuerdos me dije interiormente:

Así debe ser cuando uno muere; las fotos de una vida se desvanecen en una exhalación que viaja por el cosmos sin dejar rastro visible a quienes quedamos en este mundo. La vida es menos que corta, ya se sabe. Más dura una nube en el cielo que un hombre en la tierra. La vida es menos que corta, ya se sabe: Ahí, el llanto del recién nacido. Ahí, el joven sonriendo a la vida que se abre en franca promesa. Ahí, el adiós a los hombres. Un poco a la manera en que se dibuja la existencia en este poema de Sarojini Naidu que traduje de la versión inglesa que nos ofrece PoemHunter.Com. Naidu en un tríptico de gran plasticidad dice:


Tejedoras hindúes

Tejedoras, tejiendo al despertar el alba,
¿Por qué tejen una vestimenta tan alegre?...
Azul como las alas de un alción salvaje
Tejemos las vestimentas de un recién nacido.

Tejedoras, tejiendo al caer el crepúsculo,
¿Por qué tejen una vestimenta tan brillante?...
Como las plumas de un pavo real, púrpura y verde
Tejemos los velos de novia de una reina.

Tejedoras, tejiendo solemnes y calladas
¿Qué tejen bajo el frío de la luz de la luna?...
Blanco como una pluma y blanco como una nube
Tejemos el sudario para el funeral de un difunto.


Y me pregunto: ¿ Para qué tantos afanes si todo se desvanece como una pompa de jabón?

Y presurosa me digo: ¿No valió la pena la dicha que experimentaste cuando nacieron tus hijos ? ¿No valió la pena atenderlos y crecer, otra vez con ellos, aunque tus cuidados no fueran perfectos? ¡Tantas ignorancias, tantas limitaciones! Pero caminaste junto a ellos con amor; aún lo haces así sea en la distancia...
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Y ahí Juan Manuel con sus treinta y un años; tan próximo y, a la vez, tan alejado... Y sin saber porqué, siento la necesidad de decir con Gibrán: Vuestros hijos no son vuestros hijos/ Son los hijos y las hijas de los anhelos que la Vida tiene de sí misma/ Vienen a través de vosotros, mas no de vosotros, y aunque vivan con vosotros no os pertenecen... Y olvido las fotos perdidas y sonrió cantando: Cumpleaños feliz... Y que lo sigas cumpliendo hasta el año 3000...