Memories in blue
Enigmas de una guitarra
Niño eras ayer
Un hombre eres ahora
un hombre de arcilla y silencio
Asombro de olivos ante el plástico canto
Confiado sonríes
en el misterio del tiempo
La vida te hiere con rayos profundos
El sol te mira
Un hombre eres ahora
un hombre con magia en los dedos
magia que arranca secretos a la guitarra
magia que convierte los sonidos en violetas
violetas de púrpura y azul
en planos superpuestos de acordes infinitos
de rojos y amarillos
Sendero en espiral
Niño eras ayer
un hombre eres ahora
hombre en lontananza
enigma de vino y tristeza
¡Mira las sombras!
Aleluya aleluya
Hombre-niño
tú
eres
un canto al presente
haciéndolo florecer cada instante
el aroma unge tu piel
Al leerlo nuevamente, después de como ocho años, surge esta pregunta -más bien papardea en mi mente como si estuviera escrita en en luces de neón-: ¿Qué fuerza oscura alejó a David de la música que tanto amaba, y que, creo, aún ama? Pasaba horas escuchando música. Pasaba horas tocando la guitarra. ¡Me fascinaba escucharte cantar! Cantas muy bien, ¿sabes?. Ojalá, volvieras a sumergirte en el mundo musical, que es un mundo de levedad espiritual que hace que valga la pena vivir aunque llueva dolor del cielo...
Veo a David escuchando música
veo a David tocando la guitarra
Veo a David cantando olvidado de sí mismo...
Y vuelve el aviso de neón:
¿Qué fuerza oscura alejó a David de la música que tanto amaba, y que, creo, aún ama?
Un velo de tristeza de un instante me envuelve como un sudario blanco... Afuera un pájaro canta y yo sonrió mientras repito:
Aleluya aleluya
el Sol
sigue vestido de blanco.
Y digo:Ojalá David vuelva a la música; es un don que Dios le dió y ha quedado a medio florecer... David vuelve a cantar -plegaria silenciosa- Tu guitarra te espera -grito extendido-. Y mientras espero tu canto, el dolor y la risa bañan mi alma preparándola para el viaje final sin ninguna prisa...
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