sábado, septiembre 08, 2007

Y así seré


Como mi hijo Daniel sabe de mi interés en el Dalai Lama, me regaló El arte de la felicidad. Por cierto el libro empieza con un epígrafe estimulante para el lector: Que usted encuentre la felicidad, nos dice el autor. No es propiamente un libro del renombrado monje tibetano, sino más bien del psiquiatra Howard C. Cutler que toma los pensamientos de Tenzin Gyatso, sea a partir de diálogos sostenidos con él, comentarios a partir de sus charlas o retomando sus obras. Lo importante es que me estoy gozando la lectura del libro. –Gracias Daniel–. La escritura del Dr Cutler es fluida y agradable y nos presenta una visión panorámica de muchos planteamientos del Dalai Lama. –Gracias Daniel, gracias–.

El capítulo 10 empieza con una historia que utilizaron, en el siglo IV, hombres dedicados a la espiritualidad, para ilustrar el valor del sufrimiento y la paciencia:

Había una vez un discípulo de un filósofo griego al que su maestro le ordenó entregar dinero durante tres años a todo aquel que le insultara. Una vez superado ese período de prueba, el maestro le dijo: “Ahora puedes ir a Atenas y aprender sabiduría”. Cuando el discípulo llegó a Atenas vio a un sabio sentado a las puertas de entrada de la ciudad que se dedicaba a insultar a todo el que entraba y salía. También insultó al discípulo, que se echo a reír. “Por qué te ríes cuando te insulto?”, le preguntó el sabio. “porque durante tres años he tenido que pagar por esto mismo y ahora tu me lo ofreces gratuitamente, contesto el discípulo. “Entra en la ciudad –le dijo el sabio-. Es toda tuya...”

La historia, de algún modo, me sugirió una de esas famosas prácticas que realizan los estudiantes universitarios al terminar la formación teórica. La práctica, en esta situación busca desarrollar la paciencia es decir ese es el objetivo general. Sin gran dificultad, el discípulo tiene la disposición de ánimo para recibir los insultos y encima pagar porque tal comportamiento lo habilitará para continuar con sus estudios Inclusive, su ánimo se hace tanto a los insultos que cuando lo maltratan sin que él tenga que pagar, se ríe. De algún modo, siento la historia ficticia, en cuanto es una situación de “laboratorio”; es decir ha sido dispuesta para el aprendizaje. Este planteamiento no indica que yo no gozara la historia en sí misma. Pienso que la paciencia para templar el espíritu sólo se puede ejercitar en la vida cuando uno se las tiene que ver con toda clase de situaciones dolorosas o viles que golpean efectivamente no sólo porque son inesperadas sino de variados matices. –Tengo para mí, diría, tomando una expresión muy propia de Borges, que la sorpresa del golpe, es la que lo entumece a uno de dolor.

La paciencia es una virtud muy alabada en el mundo espiritual como lo vimos en la historia y como lo podemos observar en estos pequeños fragmentos:
  • Cristo Jesús dice: “toma tu cruz y sígueme”. Es preciso hacer la voluntad del padre, dice. Es decir, hemos de aceptar sabiamente lo que nos sucede en la vida. Y la vida ciertamente a todos nos trae dolores.
  • El Maestro Eckhart (Obras escogidas. Edicomunicación, 1998, pág.43.) dice “El hombre bueno no debe lamentarse nunca sobre sus desgracias o aflicciones, sino lamentarse únicamente de que aún descubre en él lamento y desgracias”. Es preciso aceptar lo que Dios disponga con una buena disposición de ánimo
  • En un sutra de los maestros zen chinos (D.T. Susuki. Manual de Budismo Zen. Kier 2003, pág. 72)se lee: “Me someteré voluntaria y pacientemente a todos los males que me sobrevengan, y jamás me lamentaré o me quejaré”.Aunque son dos tradiciones espirituales diferentes, creo que en el fondo piden la misma actitud del hombre.

El Dalai Lama (Con el corazón abierto. Grijalbo. 2003, p. 34)nos dice: “Para una persona que valora la compasión y el amor, la práctica de la paciencia es esencial y, para ello es indispensable un enemigo. Así pues deberíamos sentir agradecimiento hacia nuestros enemigos, pues son ellos quienes más pueden ayudarnos a desarrollar una mente serena...”. La práctica de la paciencia es tan esencial que el Dalai Lama nos presenta a los enemigos como los mejores maestros, porque son ellos cuando actúan deliberadamente para producirnos un mal los que nos permiten practicar la paciencia.

Ahora bien, ¿por qué la práctica de la paciencia es tan importante en el mundo espiritual?

  • Creo que en el marco del cristianismo, la práctica de la paciencia se explica en cuanto muestra la aceptación de los designios divinos.. Lo que nos suceda no importa qué, esta bien,. Lo que nos sucede es el querer de Dios y siempre será por nuestro bien, así no lo entendamos en el momento. Extraños son los caminos del Señor, he escuchado decir muchas veces...
  • En cuanto a los maestros zen chinos, ello nos remiten a la causalidad; es decir, a nuestras acciones realizadas en otras vidas. Hemos de pagar por las acciones malas realizadas en otras vidas. También, se escucha este planteamiento en la tradición hindú.
  • El Dalai Lama nos presenta la práctica de la paciencia como un requisito necesario para lograr una mente serena, para lograr, algún día, la iluminación en beneficio de todos los seres sintientes. En este contexto, habría que agradecer el mal deliberado que nos puedan hacer... Tendríamos que decir: Gracias si me insultan, gracias si me calumnian, gracias por destruir lo más preciado que tengo... No quiero implicar que el Dalai Lama dice que nos dejemos maltratar. Si podemos hacer algo al respecto debemos hacerlo pero de lo contrario manejarlo en provecho espiritual. Extraños son los caminos del crecimiento interior ¿no es cierto?

    Vista así la práctica de la paciencia, es un valor espiritual que no se presta a discusión. Me pregunto: ¿Y será que todos la podemos practicar?. ¿Una persona sin especiales dones espirituales realmente la podrá practicar?. Este mundo nos apabulla con sus demandas materiales. El dinero y el poder mandan la parada, como diría mi madre que es paz descanse. Hoy, en día, estamos hechos para una vida mullida... Eso, es bien sabido ¿o no?

    Si se piensa en que El Dalai Lama habla de la necesidad de que otras personas nos hagan daño deliberadamente para practicar la paciencia la situación se complica más. Si acaso tendremos dos o tres enemigos, dice el Dalai Lama para que nos ayuden a practicar la paciencia. ¿Acaso soy tan afortunada como para tener esos enemigos que me ayuden a lograr una mente serena?... Desafortunadamente NO.

    Que si la paciencia esto, que si la paciencia aquello. Al fin de cuentas no entiendo nada. Como algún sabio griego dijo: Sólo sé que nada sé. –¿No fue acaso el buen Sócrates a quien condenaron a beber la cicuta?¿Qué cosa tan terrible habría hechpo el buen Sócrates para merecer tal suerte– Como mi ignorancia es grande prefiero decir:

    Y así seré...


    Como una montaña quiero ser
    o una colina
    tal vez
    Como un árbol frondoso quiero ser
    o un tronco seco listo para arder
    tal vez...


    Palabras, palabras... ¿Cuál es la distancia entre el querer ser y el ser?... Cinco mil galaxias de los cinco mil mundos? Y me digo: Mercedes, te falta un poquito para que tus deseos se hagan realidad, y me río...


1 Comments:

Blogger Unknown said...

Mercedes, navegando hoy por Internet,acabo de descubrirte. Ha sido una bendicion para mi poder leerte. De ahora en adelante, mi cancer de medula osea va a ser mas facil de sobrellevar. Te estoy infinitamente agradecida.

SILVIA

10:30 a. m.  

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