jueves, abril 27, 2006

Destellos de intuición en la noche oscura

¿Desde dónde se escribe un poema? ¿Desde la razón o desde la intuición? Es una preocupación que me acompañado desde hace muchos años y que aún sigue presente, de algún modo, en mis reflexiones...


También sé desde hace algunos años que hay grandes escritores que defienden una u otra posibilidad. Alexander Pope y Edgar Allan Poe consideraban que la creación poética era un acto de la inteligencia. Por el contrario, Octavio Paz y Jean Cohen apoyaban la idea de que un poema se escribe fundamentalmente desde el sentimiento. Yo por mi parte, creo que la poesía brota de lo más recóndito del corazón. Allí donde todo es asombro inquietante, allí donde yace impresa sin palabras nuestra pequeña historia humana, allí donde surgen las palabras como destellos de luna en una noche oscura.


Mis escasos intentos de escribir poemas desde la razón no han sido muy exitosos, lo cual no implica que otros no lo puedan hacer. De hecho, creo que la creación desde la razón o desde la intuición están sustentadas por la psicología cognitiva cuando habla de los estilos cognitivos. Mas no sólo a la hora de aprender hay diferencias -diferencias que los docentes, por lo general, desconocen en el salón de clase-, también hay diferencias en los procesos internos de cada persona cuando se enfrenta al acto creativo.


Para mí, escribir poesía implica deslizarse al territorio del juego, en el cual no existen los imposibles y el acto creativo es un acto de magia como lo expreso Octavio Paz en estas palabras: "La operación poética no es diversa del conjuro, el hechizo y otros procedimientos de la magia. Y la actitud del poeta es muy semejante a la del mago..." (Ver El arco y la Lira).


Yo tengo esa sensación de magia cuando escribo poesía, pues en ninguno de los otros géneros por los que he transitado como una forma de crecer espiritualmente -ensayo, cuento, novela- han brotado las palabras tan milagrosamente de mi ser. De pronto, sin más, "la página en blanco" se llena de palabras... Ahí frente a mí, aparece el poema en una primera versión, aparece como una piedra preciosa en bruto lista a serpulida, tallada, engarzada... Esta experiencia hace honor a la idea expresada por Jan Sjacel quien afirma:

Los poetas no inventan los poemas.
El poema está en alguna parte ahí detrás
Desde hace mucho iempo está ahí
El poeta no hace sino descubrirlo.


Ahora bien, no creo que ese descubrimiento sea automático. Requiere de una existencia hecha de búsquedas interiores y silencios dolorosos, de asombros y cuestionamientos, y alguna que otra sonrisa para descubrir la primera versión del poema que deberá ser perfeccionada. Esto significa que el poema en lo esencial obedece a la creación de un instante.

Creo profundamente que sólo la poesía que brota de lo más profundo del corazón es palabra viva que latirá con vida propia cuando sea recreada por un lector. Por ello, hago míos estos versos de Ryokan:


It´s a pity, a gentleman in refined retirement composing poetry:
He models his work on the classic verse of China,

And his poemas are elegant, full of fine phrases.

But if you don´t write of things deep inside your own heart

What´s the use of churning so many words?


Versos que traduciría así:


Es un pesar que un caballero en elegante retiro componga poesía:
Modela su trabajo según los clásicos versos de China,
Y sus poemas, son elegantes, llenos de refinadas frases.
Pero si tú no escribes de las cosas que habitan lo más profundo de tu corazón
¿Cuál es el sentido de escribir y escribir tantas y tantas artificiosas palabras?



Creo que cuando se escribe así, se es fiel a los propios ritmos interiores, y se avanza en ese compromiso con uno mismo de cultivarse como ser espiritual... ¿Qué más se puede esperar de la escritura?

sábado, abril 15, 2006

De la partida, un ritual

Nacer y morir son momentos centrales en la vida, tuya y mía, y en la vida de todo ser humano. Pensamos, usualmente, con una sonrisa en el nacimiento pero en la muerte, al menos, en la personal, poco solemos pensar antes de los cincuenta años. Quizás, porque nos gusta vivir como si fuéramos eternos... Jugamos el juego del "como si" (¿Recuerdas el "Homo Ludens" de Huizinga?)... Sin embargo, el alma la tiene muy presente y se refiere a ella, a pesar de la mente racional, aún estando muy lejos de los cincuenta, como me sucedió, hace como quince años cuando escribí "Preparando el viaje" que habla, de una manera ligera, diría risueña, de los arreglos necesarios para terminar el paseo terrestre con un toque femenino de ensueño. ¿Y no debería ser la muerte menos pesada? Al menos la de quienes cumplimos nuestra misión en la tierra... Claro que según un relato oriental la forma de saber si uno ya cumplió su misión por estos lados se resuelve respondiendo: "¿Estás vivo?... Si la respuesta es afirmativa, aún habrá que seguir caminando...




Preparando el viaje



Ya las sombras
en su quietud de muerte

me anuncian una travesía por mundos lejanos

Presurosa me visto con el protocolo exigido

Me pongo túnica y sandalias blancas

y digo:
nada ha sido en vano
quizá
aprendí
a reírme de la dicha vana




Ya las voces misteriosas
se mueven entre las ramas

y hablan
de la fragilidad con que se quiebra la existencia humana

Me pongo
ungüentos de luna y abalorios de mares

y digo:
nada ha sido en vano
quizá
aprendí
a reírme de odios y amores



Ya las mariposas duermen
en el jardín de cipreses

y hablan
de luciérnagas transparentes
que nacen en el interior del Etna

acaso quieran evocar al temerario Empédocles
que quiso morir entre llamas

Me pongo
una mantilla de seda
cogida por un escarabajo de ámbar

y digo:
nada ha sido en vano
quizá
aprendí
a reírme de mi misma



Ya las almas solitarias
se bañan desnudas en el manantial de luna
y hablan
del magnetismo que tienen los desiertos blancos
y las montañas yermas
que parecen llorar su aridez de santas
en un cantar de guirnaldas negras

Armo
un ramo de azucenas blancas
para llevar en las manos

y digo:
nada ha sido en vano
quizá
incluso aprendí
a reírme de la muerte...




DESPUÉS del poema, cae el telón del silencio...

miércoles, abril 05, 2006

La vía de la escritura


La escritura ha sido utilizada de diferentes maneras a través de la historia del hombre: para guardar memoria, para la confesión de los más íntimos pensamientos, para la autoreflexión, para el autodescubrimiento, para salir del anonimato --muy a menudo no se lo logra--, y otras tantas... Y ahora con internet ciertamente se amplían sus usos. Se escribe para hacer amigos y mitigar la soledad, para "decir" existo "miren que estoy en la red", para promocionar y vender objetos, y muchas otras... Y por supuesto cada "uso" de la escritura implica diferentes complejidades y mundos interiores...


Los hombres nos "decimos" según nuestras motivaciones y necesidades, pero como nuestras motivaciones y necesidades cambian, igualmente se transforman nuestras practicas escriturales... Así he de confesar que he utilizado la escritura para diferentes propósitos, y ello ha implicado transformaciones en mi concepción de la escritura.

AHORA habito el borde del Silencio y por ello veo a la escritura como una VÍA para seguir creciendo interiormente: la mente se abre y el corazón se abisma ante el infinito...

¡Cuántas voces, mundos y palabras en un cuarto en sombras! Se escuchan risas. Son los pétalos de las flores que están contentos. Otra vez hago Ikebanas... El corazón se entrelaza con las margaritas, y las rosas y las violetas, y mi alma reposa entre el murmullo de los follajes... Y aparecen flores y palabras en la fugacidad del texto como si se me acabara la vida...

Y mis textos quedarán por siempre impresos aunque los borren, los invaliden, los distorsionen... Ahí están tal como yo los imagine: están mis "Sueños tejidos por el Tiempo", están mis "Palabras de agua en el espejo", están mis cuentos "A veces violeta", está mi "Crónica del sombrero blanco", y mis ochenta poemas inéditos, pendientes de ser organizados por temáticas para recibir un título.

Y mis textos publicados o no, conocidos o desconocidos por el mundo estarán por siempre impresos en la piel del Universo, igual que queda impresa la "historia de cada hombre", no a la manera retocada de las biografías, sino tal cual aconteció su existencia porque lo que importa es el crecimiento espiritual que se sucede con cada obra grande o pequeña que se construye en la cotidianidad sin nombre de cada día.

Por eso, veo a la escritura como una VÍA para la transformación...